LUNA QUE SE QUIEBRA

De Leonor Leal una quitarra y un cante

Estrenado el 22 de junio de 2019 

Festival DV+HPR de Ronda (Málaga) con Dani de Morón y Perrate

Texto de Pedro G. Romero

Parecería un verso de Lorca, pero no, es una frase del bolero “Noche de ronda” de Agustín Lara, cuya letra fue versionada por muchos; también en el flamenco.

Las rondas son viajes callejeros, búsquedas atentas en la noche de una fiesta por venir. Una fiesta que quizás toma asiento. Donde todos ponen de su parte para que algo más ocurra, aunque nadie pueda asegurar el qué. 

Así estos tres artistas, Leonor Leal, Tomás de Perrate y Dani de Morón, (que, curiosamente, se unieron por primera vez en la ciudad de Ronda) nos traen a través del baile, cante y toque, un trozo de luna que los vio y escuchó desde arriba aquella primera noche. 

Estamos ante tres artistas completos y complejos, ninguno está dispuesto a responder a los tópicos que se les asignan. 

Las caderas portentosas de Leonor tensadas ante las cuerdas vibrantes de Dani de Morón y a Perrate que casi canta y casi ríe. Los tres cuerpos a la vez puestos en el fuego; garganta al límite, dedos martillo y cabeza que corta el viento. Y es que a veces pasa, en el flamenco la música se encarna, literalmente se hace carne, la fiesta es ritual y los cuerpos se tornan animales. 

El poeta alemán Rainer María Rilke supo reconocerlo en las calles de la ciudad malagueña y lo cantó en la misma Ronda:

Como un fósforo que antes de inflamarse en la mano se extiende a todos lados en lenguas palpitantes–: en el círculo de los espectadores vívida y clara extiéndese su danza. Y es de pronto una llama, plenamente.

Con la mirada enciende sus cabellos y de una vez con arte atrevidísimo envuelve su vestido en este incendio, de donde como sierpes espantadas castañeteando extiéndense sus brazos.

Después, como si el fuego escaso fuera, lo coge y lejos de ella con un gesto de orgullo lo rechaza, y observad: sobre el suelo está furioso flameando todavía y no se rinde. Mas, triunfante y segura y en un dulce sonreír que saluda, alza la frente y al fin con su pie breve extingue el fuego.

(Poema “Bailarina española” de Rainer María Rilke)

Este formato, nace como necesidad de tener siempre en el bolsillo un recital de toque, cante y baile. Un formato que es la base y la vuelta al origen de un flamenco desde el que partimos y del que nunca nos alejamos tanto (aunque no lo parezca).

Este recital es flexible en cuanto al elenco. Podríamos decir ¿intercambiable? siempre con artistas de primera línea con los que poder comunicar, o bailar sin más. 

¿Te parece poco bailar? Me preguntaba no hace mucho el coreógrafo Andrés Marín, cuando hablaba con él sobre mis inquietudes y mis anhelos de siempre querer algo más de todo. 

Y tiene razón. Bailar, bailar al cante y al toque que no es poca cosa.

La primera vez fue con Dani de Morón y Perrate, luego con Alfredo Lagos a la guitarra, Salvador Gutiérrez o Canito. Jeromo Segura, David Lagos, Javier Rivera… Compañeros cercanos y maestros musicales. Un contacto siempre con los palos flamencos y mi diálogo con ellos. 

Leonor Leal